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¿Puede la ciencia ciudadana influir en las políticas ambientales y promover el desarrollo sostenible?En enero de 2018 la Comisión Europea puso en marcha un estudio para responder a esta pregunta de importantes consecuencias para la acción ciudadana, científica y política. El estudio fue llevado a cabo por la empresa francesa Bio Innovation Service, junto con la Fundación Ibercivis y el Museo de Historia Natural de Londres, y recientemente se ha publicado el correspondiente documento oficial: ‘Ciencia ciudadana para las políticas medioambientales’.

El informe define la ciencia ciudadana como la participación no profesional de los voluntarios en el proceso científico, ya sea en la etapa de recopilación de datos o en otras fases de la investigación, y alude a su importante potencial como fuente de información relevante para definir políticas ambientales y satisfacer las crecientes demandas sociales de una toma de decisiones más participativa. La finalidad de la investigación ha sido comprender si efectivamente los proyectos de ciencia ciudadana en materia ambiental, junto a sus objetivos científicos y sociales, apoyan de manera significativa las políticas medioambientales.

Para ello, el primer objetivo era elaborar un inventario de proyectos de ciencia ciudadana de interés para la política ambiental y evaluar la forma en que contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Con este fin, mediante una investigación documental y una encuesta a escala de la UE, se identificaron 503 proyectos. El segundo objetivo era evaluar las condiciones en que la ciencia ciudadana puede apoyar mejor tales políticas, realizando un análisis más profundo de una selección de 45 proyectos a través del estudio de 94 características.

El análisis muestra que existen modelos relevantes para la política medioambiental, caracterizados por la diversidad de asociaciones y de enfoques que favorecen la sostenibilidad de las comunidades, las infraestructuras de datos y la financiación. Aunque la mayoría de los proyectos encuestados son de tamaño medio y dirigidos por oenegés, también los hay financiados por la UE o por gobiernos nacionales y dirigidos por el sector académico. De los 45 proyectos analizados en profundidad, 32 (71%) influyen efectivamente en una o más políticas ambientales, como pueden ser la definición del problema, la alerta temprana o el cumplimiento de directivas, entre otros.

Del análisis se desprende una serie de recomendaciones con el fin de potenciar la contribución de la ciencia ciudadana a la política medioambiental:

  • proporcionar herramientas para trasladar proyectos a otros ámbitos y/o escalas;
  • desarrollar opciones de financiación para asegurar la continuidad;
  • dar más apoyo a las enegés (financieras, organizativas y académicas);
  • incentivar la participación del sector privado;
  • promover la ciencia ciudadana en campos relacionados con la eficiencia de los recursos, los alimentos y el consumo y la producción sostenibles;
  • sensibilizar a las autoridades locales sobre los beneficios potenciales de la ciencia ciudadana;
  • crear plataformas nacionales que den visibilidad a los proyectos relacionados con la biodiversidad y que proporcionen orientación sobre temas específicos, para ayudar a los líderes de proyectos y a los usuarios finales a sacar el máximo partido de los datos, permitiendo al mismo tiempo a los ciudadanos identificar fácilmente a las comunidades de interés.

Por otro lado, el informe constata que los proyectos de ciencia ciudadana analizados contribuyen de modo directo o indirecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, muy en particular los relacionados con la salud y el bienestar (ODS 3), la mitigación y adaptación al clima (ODS 13), la conservación de los ecosistemas terrestres (ODS 15) y la cooperación global para el desarrollo sostenible (ODS 17). Se subraya también que, con el fin de no disminuir la confianza de los ciudadanos acerca de la relevancia de sus contribuciones, es importante recordar la complejidad -y lentitud en muchas ocasiones- de los procesos de política medioambiental.

En todo caso, este estudio supone un paso más hacia una mayor toma de conciencia de la corresponsabilidad de los ciudadanos -sean o no políticos o científicos profesionales- verdaderamente patente en muy diversos proyectos de ciencia ciudadana en materia ambiental.

Maite Pelacho trabaja en la Fundación Ibercivis a la vez que realiza su investigación doctoral sobre ciencia ciudadana en el Programa de Doctorado Filosofía, Ciencia y Valores de la Universidad del País Vasco UPV/EHU

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis.

Ver el artículo en Tercer Milenio.