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Liquencity es un proyecto de ciencia ciudadana que estudia la diversidad de líquenes sobre árboles gracias a la participación voluntaria de los habitantes de las ciudades de Madrid y Barcelona, con el fin de relacionarla con uno de los mayores problemas de salud que existe en la mayoría de las grandes ciudades, la contaminación atmosférica. Para desarrollar el proyecto, financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), Laura Force y Alejandro Berlinches, especialistas en líquenes y educadores ambientales, están realizando actividades en centros educativos de Barcelona y Madrid, respectivamente, con el fin de transmitir el conocimiento apropiado para poder realizar la actividad, poner en contexto el problema de la polución del aire y su relación con la diversidad de líquenes.

El proyecto está dirigido por el investigador y experto liquenólogo Sergio Pérez-Ortega del Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) y coordinado con la ayuda del Nodo Nacional de Información en Biodiversidad, también perteneciente al Real Jardín Botánico. Además, cuenta con la participación del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio-UB), todos en Barcelona.

 

La actualidad del problema de la contaminación hace necesaria una mayor información por parte de la ciudadanía de los problemas de salud que conllevan los elevados niveles de contaminantes en el aire que se respira y la necesidad de medidas paliativas. Liquencity se crea con el objetivo de sensibilizar a los ciudadanos sobre estos problemas a través de la monitorización de organismos vivos muy sensibles a los cambios en su medio ambiente, también llamados bioindicadores. En este sentido, los líquenes, que son organismos complejos formados por la unión íntima (simbiosis) de un hongo y, al menos, un alga verde o una cianobacteria, se han usado como potentes bioindicadores de contaminación ambiental en las últimas décadas, ya que la pérdida de diversidad de estos organismos está relacionada con altos niveles de contaminación atmosférica. Además, Liquencity pretende poner en valor el uso de la ciencia ciudadana como herramienta muy valiosa y útil para la obtención de datos de alta calidad para estudios científicos que, por razones logísticas, pueden ser inaccesibles para los investigadores.

 

Más de 2.000 observaciones

 

Desde el 16 de octubre de 2018 que empezaron las actividades, los educadores ambientales han visitado más de 30 centros educativos en Madrid y Barcelona, y se han subido más de 2.000 observaciones a la plataforma Natusfera por parte de los alumnos y ciudadanos en general, identificando hasta el momento alrededor de 30 especies de líquenes urbanitas.

 

Después de una de las actividades, Isabel Blázquez, profesora del departamento de Biología y Geología del IES Gómez-Moreno (Madrid) comentaba: “Me enteré de la existencia de Liquencity por casualidad -el boca a boca suele funcionar en muchas ocasiones-. Así pues, junto con mi compañera Susana, nos acercamos al Real Jardín Botánico a la presentación del proyecto. Lo cierto es que quedamos fascinadas, nos pareció una gran oportunidad de acercar la ciencia a nuestros alumnos, un primer contacto un poco más sencillo que el hecho de elaborar ellos mismos su primer proyecto. Y el tema no podía resultar más atractivo y actual, la contaminación de nuestro aire y el papel predictor de los líquenes como bioindicadores.

El viernes, 11 de enero, recuerda, «pudimos realizar la actividad de muestreo. Los alumnos se sintieron investigadores por un día, participando de manera autónoma, y muy bien guiada por el educador ambiental en la recogida de datos. Fueron capaces de identificar los ejemplares de los líquenes con ayuda de guías elaboradas por los investigadores y aprendieron el enorme impacto e importancia de bases de datos globales, como Natusfera y GBIF. Pero quizás lo más destacable fue que se sintieron parte de algo más grande, un proyecto a gran escala con una repercusión real en la sociedad, en su propio barrio y en su propia ciudad. Sin duda, una iniciativa y experiencia preciosas, llevadas por grandes profesionales”.

Las actividades con los colegios se prolongarán hasta finales de marzo, cuando se procederá al análisis y tratamiento de los datos por parte de los científicos para generar mapas de los niveles de contaminación en los distritos de Madrid y Barcelona. Además, en esta última etapa del proyecto se procederá al volcado de estos datos a la red de GBIF, donde quedarán disponibles a escala global y podrán ser utilizados como base en estudios de investigación o para apoyar la gestión del medio natural.

El proyecto está dirigido por el investigador y experto liquenólogo Sergio Pérez-Ortega del Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) y coordinado con la ayuda del Nodo Nacional de Información en Biodiversidad, también perteneciente al Real Jardín Botánico. Además, cuenta con la participación del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio-UB), todos en Barcelona.

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis

 

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