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Artículo originalmente publicado en el suplemento de Ciencia y tecnología Tercer Milenio de Heraldo de Aragón el 5 de noviembre de 2020. Puedes consultar el artículo haciendo click aquí.

Los Autores del artículo son Maite Pelacho, Gonzalo Ruiz, Francisco Sanz, Alfonso Tarancón y Jesús Clemente-Gallardo

¿Qué lugar ocupa la ciencia ciudadana en las revistas científicas? Un estudio lo analiza a lo largo de veinte años.

Clasificación de países por publicación de artículos a finales de 2018. Es claro el enorme dominio de los países anglosajones (EE. UU. y Reino Unido, junto a Australia) seguidos de Alemania, Canadá, Italia, China, Francia, Holanda y España como los más destacados. (captura de la web de Tercer Milenio – Heraldo De Aragón).

¿Qué papel ocupa la ciencia ciudadana en la ciencia académica o profesional? ¿No debería ser secundario este aspecto siendo que la ciencia ciudadana se lleva a cabo muchas veces fuera del ámbito y las instituciones académicas? O, por el contrario, ¿merece la pena su estudio, siendo que, muchas otras veces -y de modo creciente- se trabaja de manera colaborativa entre la academia y las distintas comunidades de práctica de ciencia ciudadana?

En el artículo ‘Analysis of the evolution and collaboration networks of citizen science scientific publications’ los autores -investigadores de la Fundación Ibercivis, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza y del Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad del País Vasco UPV/EHU- abordan el estudio de las publicaciones de ciencia ciudadana en las revistas indexadas por la Web of Science (WoS), en particular cómo han evolucionado en los últimos 20 años y las redes de colaboración que se han creado entre los investigadores en todo el mundo durante ese periodo de tiempo.

Esa evolución puede analizarse, de manera cuantitativa, mediante las herramientas habituales, como el número de publicaciones, los autores y el factor de impacto de los trabajos, así como el conjunto de las diferentes áreas de investigación. Sin embargo, al ser ciencia ciudadana un concepto transversal que aparece en casi todas las disciplinas científicas, este análisis aborda realmente un problema polifacético que solo se modela parcialmente con las magnitudes bibliométricas habituales. Es necesario considerar nuevas herramientas para parametrizar un conjunto de propiedades complementarias.

Es por eso que los autores abordan el estudio de la expansión y evolución de la ciencia ciudadana a través de la teoría de grafos. Así, a través de la herramienta Kampal Research de Kampal Data Solutions, ‘spin off’ desarrollada por investigadores del BIFI, se han analizado las propiedades de los grafos que codifican las relaciones entre los investigadores, estudiando la coautoría y las consiguientes redes de colaboración. La teoría de grafos permite de un modo muy potente la visualización y comprensión de los anteriores conceptos.

Los resultados obtenidos conducen principalmente a: una mejor comprensión del estado actual de la ciencia ciudadana en el sistema académico internacional -por países, por áreas de conocimiento, por comunidades interdisciplinarias- como metodología legítima en expansión; y un mayor conocimiento de las redes de colaboración y su evolución, dentro de las comunidades de investigación y, entre ellas, lo que permite un cierto margen de previsibilidad, así como la definición de mejores estrategias de cooperación.

Estos son los principales resultados:

  • Se ha producido un crecimiento exponencial en el número de trabajos por año, con un exponente cercano a 0,3. Si nada cambia a escala mundial, podemos esperar que este crecimiento continúe en los próximos años.
  • El promedio de los trabajos publicados es de alta calidad, con un factor de impacto medio cercano a 3.
  • El número de investigadores que publican trabajos con actividades de ciencia ciudadana es casi 10.000.
  • Hay una minoría de autores que han realizado investigaciones en muchas áreas diferentes. Complementariamente, la mayoría de investigadores han recurrido a la ciencia ciudadana en sus respectivos campos, no de forma regular sino ocasionalmente. Las diferentes comunidades están aisladas unas de otras, con muy pocos contactos entre ellas. La estructura, por lo tanto, parece reflejar un gran número de científicos profesionales que consideran que la ciencia ciudadana es una metodología aplicable en sus respectivas áreas de investigación. Al mismo tiempo, el hecho de que algunos autores, aunque sean una minoría, hayan realizado actividades de ciencia ciudadana en áreas de estudio muy diferentes también parece mostrar la capacidad de ciertas metodologías para extenderse de un área a otra.
  • En cuanto a la evolución de los diferentes países en ciencia ciudadana, hemos visto cómo una situación de autores aislados a principios de siglo está cambiando con el tiempo. La evolución parece conducir a una estructura con un enorme nodo dominante, representado por los países anglosajones (EE. UU., Reino Unido y Australia) y uno o dos nodos más pequeños representados por los países europeos, y sus respectivos socios.
  • En lo que respecta a la búsqueda de etiquetas, la expresión ‘ciencia ciudadana’ parece ser la más pertinente para encontrar documentos científicos relacionados con la participación ciudadana activa en la ciencia, pero el debate sobre otros términos útiles diferentes sigue abierto. Algunos de los términos resultan poco relevantes, mientras que parece interesante considerar algunos otros, definiendo una adecuada metodología para evitar falsos positivos.
  • Con respecto a la adición de términos de búsqueda, se espera que su influencia se restrinja a determinadas áreas de investigación con poca conexión con la mayoría de los artículos considerados en este trabajo, desde el punto de vista de la red de coautores. Un aumento de la investigación multi, inter y transdisciplinaria -favorecida, por ejemplo, por el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por las Naciones Unidas- puede ciertamente conducir a una variación de esas conexiones. Aún así, considerando el conjunto total de áreas y publicaciones, pensamos que la mayoría de las conclusiones de esta investigación deberían seguir siendo válidas.

El artículo se ha publicado en la revista ‘Scientometrics’ (Springer Ed.) en la versión online first en modo de acceso abierto (DOI). Tal como se indica en la revista, los autores -comprometidos con la máxima apertura a la difusión y generación de conocimiento- la ponen a disposición de los lectores interesados de forma inmediata. En particular, se ha publicado bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0, que permite a los usuarios leer, copiar, distribuir y hacer obras derivadas, siempre que se cite al autor o autores de la obra original. El PDF se puede descargar aquí.

La investigación ha sido realizada por Maite Pelacho (Fundación Ibercivis, Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la UPV/EHU), Gonzalo Ruiz (BIFI), Francisco Sanz (Fundación Ibercivis), Alfonso Tarancón (BIFI, Departamento de Física Teórica de la Universidad de Zaragoz)a y Jesús Clemente-Gallardo (Fundación Ibercivis, BIFI, Departamento de Física Teórica de la Universidad de Zaragoza).