Artículo originalmente publicado por el suplemento de Ciencia y Tecnología de Heraldo de Aragón Tercer Milenio el 17 de noviembre de 2020. Puedes consultar el artículo aquí.
El autor del artículo es Daniel Lisbona, de la Fundación Ibercivis.
Pese a las complicaciones derivadas de la pandemia, el proyecto de ciencia ciudadana Aragón Photo comienza a exhibir algunas de las joyas fotográficas de nuestro pasado rescatadas durante los últimos meses.
Siempre nos produce una extraña fascinación contemplar esas fotografías antiguas que el tiempo ha respetado y llegan a nuestras manos. Son recuerdos capturados en papel, o en placas de cristal, que inmediatamente nos transportan a épocas ya lejanas y, entre semblantes que nos resultan conocidos o edificios que ya no se mantienen en pie, describen cómo éramos antes: nuestras costumbres, nuestro urbanismo o nuestras modas de antaño. Cuando esas viejas fotografías aparecen tras décadas de silencio, rescatadas de sótanos oscuros o buhardillas olvidadas, constituyen un tesoro de un valor histórico indudable que merece ser protegido y estudiado.
Y a esta labor de documentación, archivo y estudio del patrimonio fotográfico aragonés oculto dedica sus esfuerzos el equipo del proyecto Aragón Photo, que coordinan los investigadores de la Fundación Araid, José Antonio Hernández Latas y David Íñiguez. Un equipo de carácter multidisciplinar integrado por investigadores del grupo Observatorio Aragonés de Arte en la Esfera Pública (OAAEP), sección de Cultura Visual de la Facultad de Filosofía y Letras, que cuenta con el apoyo técnico del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos de la Universidad de Zaragoza (BIFI) y de la Fundación Ibercivis en labores de comunicación y difusión.
El objetivo fundamental del proyecto es realizar un intenso trabajo de búsqueda en nuestra comunidad de colecciones fotográficas familiares pertenecientes a la primera época de la fotografía, desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Colecciones que, a menudo, llevan décadas guardadas en pisos antiguos o casas del medio rural, a las que no se presta atención pero que pueden constituir verdaderos tesoros históricos cuyo valor se quiere preservar.
Tras la pista
Cuando un ciudadano pone sobre la pista de uno de estos tesoros fotográficos al equipo investigador de Aragón Photo, este se desplaza hasta el lugar donde se guarda y realiza el trabajo de campo: inventaría, documenta y escanea para el archivo del proyecto las fotografías seleccionadas –por su antigüedad, por su valor histórico-artístico o etnográfico–, siempre priorizando y garantizando la perfecta conservación de los materiales fotográficos originales. Una vez digitalizadas y catalogadas, las diferentes colecciones son puestas a disposición de los estudiosos y del público interesado en general a través de la página web del proyecto.
Pese a que la irrupción de la pandemia de la covid-19 ha dificultado considerablemente la realización de este trabajo de campo al equipo de Aragón Photo –las actuales medidas de protección sanitaria impiden desarrollar la labor de digitalización in situ de la mejor manera–, el proyecto ha seguido adelante y han sido varias las colecciones que se han podido rescatar y que ya pueden disfrutarse.
Cualquier ciudadano que crea estar en posesión de una colección de fotografías antiguas de valor puede utilizar la app móvil del proyecto para informar al equipo investigador de su hallazgo. Tan solo ha de hacer una captura de sus fotos a través de su teléfono móvil y enviarla para que los expertos realicen una primera valoración y planifiquen su posible futura visita a la colección. Eventualmente también se ofrece a los propietarios colaboradores que así lo deseen, la posibilidad de llevar a cabo la digitalización de sus colecciones en las instalaciones de la universidad.
La participación ciudadana resulta imprescindible para el desarrollo de este proyecto, ya que sin su colaboración y complicidad resultaría imposible acceder a esos hogares en los que pueden aparecer estos tesoros fotográficos. Por eso, los testimonios que pasan de abuelos a nietos sobre fotografías que se guardan en un baúl y que cuentan la historia familiar, quizás grandes viajes o la historia de un pueblo, resultan tan valiosos.
Es interesante notar que las metodologías de ciencia ciudadana son aplicables a muy diversas áreas –como la historia, en este caso– alejadas de las llamadas ciencias naturales, ámbito en donde actualmente es mayor el número de iniciativas.
Aragón Photo retomará su trabajo de campo tan pronto como la situación sanitaria lo permita, desplazándose de nuevo a lo largo y ancho de la geografía de Aragón para llevar a cabo la digitalización de estas colecciones fotográficas olvidadas. Mientras tanto, los propietarios de colecciones interesados pueden seguir enviando a través de la aplicación móvil sus solicitudes y capturas, a fin de contribuir al enriquecimiento de este gran archivo fotográfico de nuestra Comunidad.
Marchantes españoles (Zaragoza) en Luchón.
Se trata de uno de los testimonios fotográficos más antiguos de la indumentaria y tipos populares aragoneses que ha llegado hasta nuestros días. En este caso, la fotografía está tomada en los Pirineos y fue comercializada en formato estereoscópico, lo que posibilitó su visualización en relieve. Forma parte de la serie ‘Voyage dans Les Pyrénées’, destinada fundamentalmente al público galo. Y, aunque el rótulo identifica a sus protagonistas como ‘comerciantes’ de Zaragoza, en realidad su agresiva pose, navajas desplegadas en ristre, los emparenta más verosímilmente con contrabandistas e incluso con bandoleros.
-Fot.: Furne fils et H. Tournier, 1858.
-Serie: ‘Voyage dans les Pyrénées’
-Tarjeta estereoscópica a la albúmina.
-Colección Coarasa Barbey, Huesca.
Gemelos de hueso con el retrato de Manuela Pinós.
Como hoy en día, en los primeros tiempos de la fotografía, los gabinetes fotográficos aragoneses ofrecían a su clientela, junto a un gran número de enmarcaciones y álbumes de distintas manufacturas, un importante surtido de bisutería fotográfica, como recuerda el anuncio publicado por el pionero zaragozano Mariano Júdez y Ortiz en las páginas de ‘El Saldubense’ en 1861: “Se seguirán haciendo como hasta hoy retratos y grupos de todas clases y tamaños en vistas y estereóscopos, tarjetas de visita, etc. También se harán los retratos microscópicos sortija, dijes, etc. a precios sumamente bajos. Hay un gran surtido de medallones, caprichos en bisutería fotográfica, estuches, marcos de tarjetas, sobremarcos, passe-partout, etc. y el más delicado gusto en álbumes…”
En este caso se trata de uno de los escasos testimonios que hemos podido conocer en nuestro territorio de este tipo de bisutería fotográfica isabelina. Se trata de unos coquetos gemelos labrados en hueso para lucir en los puños de una camisa o levita, que incluyen en su interior el retrato en miniatura de Manuela Pinós.
-Atribuidos al fotógrafo Mariano Júdez, ca. 1865.
-Colección Pinilla-Miguel-Sancho, Zaragoza.
Retrato del pintor Marcelino de Unceta.
Retrato inédito y excelentemente conservado del célebre pintor, ilustrador y cartelista zaragozano Marcelino de Unceta (1835-1905), cuando rondaba los 37 años de edad. Un excelente retrato de busto realizado en el interior del gabinete fotográfico de Júdez, cuyo reverso conserva, además, la siguiente inscripción manuscrita por el propio artista:
“A mi querido amigo y discípulo M. Miguel / [Firmado:] Marcelino de Unceta / 1872”.
-Gabinete de Mariano Júdez, Zaragoza, 1872.
-Colección Pinilla-Miguel-Sancho, Zaragoza.
Teruel, vista parcial de la ciudad
Panorámica de la ciudad de Teruel, tomada a orillas del Turia, para la serie de doce vistas estereoscópicas comercializadas por la editorial barcelonesa de Alberto Martín, dentro de su colección ‘El Turismo Práctico’. Inspirada en las exitosas colecciones norteamericanas de las compañías Underwood & Underwood y Keystone, entre otras, ‘El Turismo Práctico’, como su título parece anticipar, estaba destinada especialmente a un público de turistas y viajeros foráneos. Por ello, y a modo de guía turística, las tarjetas estereoscópicas presentaban en sus reversos breves descripciones de carácter histórico-artístico, tanto en castellano como en lengua francesa.
-Colección ‘El Turismo Práctico’.
-Editor Alberto Martín, Barcelona, ca. 1920.
-Tarjeta estereoscópica.
El doctor aragonés Ángel Faci asistiendo al célebre oftalmólogo José Antonio Barraquer.
Escenográfica composición, realizada, ignoramos si aprovechando una intervención oftalmológica real o tan solo simulada, en la que el doctor Ángel Faci (con bigote), asiste al célebre catedrático de oftalmología, Dr. José Antonio Barraquer, junto a otros sanitarios. Se trata de una fotografía histórica, positivada en formato tarjeta postal, de lo que fue el primitivo dispensario oftalmológico del Hospital de Santa Cruz de Barcelona, embrión de la futura y prestigiosa Clínica Barraquer.
-Fot. Anónimo, Barcelona, 1907.
-Colección Guillén-Bernad-Fairén, Zaragoza..
Toma de Siétamo (Huesca). Frente de Aragón.
Tarjeta postal fotográfica tomada en 1937, en plena Guerra Civil, recoge la toma de Siétamo por parte de las fuerzas republicanas.
Como nos informa su propietario, José Coarasa Barbey, en el documental cinematográfico ‘Spanish civil War’, de 1937, que custodia la Fundación British Pathe de Londres, existen fotogramas prácticamente idénticos a la presente instantánea que fue comercializada por el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya del Frente de Aragón. Por lo que es probable que el autor de esta interesante fotografía fuera, a su vez, el operador de este interesante cortometraje grabado en el escenario del asedio de la ciudad de Huesca.
-Tarjeta postal fotográfica, 1937.
-Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya.
-Colección Coarasa Barbey, Huesca.